Cierro los ojos, respiro profundo, y de pronto un aroma me transporta a orillas del Mar Mediterráneo, en Fuengirola, Málaga.
Cierro los ojos, y recuerdo una mañana de sol en París, cruzando los puentes sobre el Sena.
Una calle empinada de Porto, el aroma de la pastelería recién hecha. La plaza llena de gente, y los buses yendo y viniendo.
Cierro los ojos, y escucho un bandoneon tocado por algún rumano en las calles de Madrid, cerca del Palacio Real, o el tipo que tocaba obras de Bach en copas de cristal con diferentes niveles de agua.
Cierro los ojos, y la niebla y humedad en Ronda, me invaden. Abro los ojos, y estoy ahí, viendo el acantilado que se abre, para dejar ver un río, el Tajo.
Sigo soñando, o recordando, con los ojos cerrados, me abstraigo, los ruidos de mi ciudad ya no importan. Los obreros de las dos obras en construcción cerca de mi oficina, ya no se escuchan.
Solo escucho al chico que canta en Piccadilly Circus, canta una cancion de Adele. Lo veo, y le dejo unas libras.
Nuevamente estoy en un bus en Porto, al lado viaja una hermana con su hábito gris.
Las sardinas en uno de los restaurantes. La Francesinha a la que no pude sacarle fotos.
De pronto estoy caminando por New York, y todo me parece familiar. Todo. Estuve allí, antes, cuando? en sueños? O de tanto mirar películas?
Cierro los ojos, y recuerdo la tarde en que la vi, allí estaba, parada al final de la calle, lloré. Era la torre Eiffel. Y no pude resistir enamorarme.
Recuerdo el mar azul de la Costa Amalfitana, y nuevamente la sensación de estar en casa.
El Central Park. la campiña francesa. Londres.
El Museo de Ciencias Naturales de NY, el Blue Note.
El paseo en lancha por el Duero.
La comida francesa de los pueblos.
Barcelona.
Roma.
Cierro los ojos, y estoy allí de nuevo.
Cierro los ojos y me doy cuenta, que viajar te ayuda a sobrevivir los momentos de tedio. Te ayuda guardando en tu memoria, lugares , olores, sabores, perfumes, que quizás nunca mas puedas sentir. pero que permiten que vuelvas una y otra vez a visitarlos.
Viajar. Es que el ser humano es nómade por naturaleza? Es explorando que aprendemos? Es preguntando que crecemos? Es cuestionando que avanzamos?
Somos parte de ese club de locos, locos por conocer, por encontrarse con otras culturas, por vivir en otros lugares.
Hoy es mi hijo menor quien está recorriendo, haciendo su camino. Y no puedo mas que maravillarme de lo que ha aprendido. De lo que todavía está por vivir.
Cierro los ojos, y me veo de viaje muy pronto.
Cierro los ojos, y sé que voy a estar allí.
Cierro los ojos, y recuerdo una mañana de sol en París, cruzando los puentes sobre el Sena.
Una calle empinada de Porto, el aroma de la pastelería recién hecha. La plaza llena de gente, y los buses yendo y viniendo.
Cierro los ojos, y escucho un bandoneon tocado por algún rumano en las calles de Madrid, cerca del Palacio Real, o el tipo que tocaba obras de Bach en copas de cristal con diferentes niveles de agua.
Cierro los ojos, y la niebla y humedad en Ronda, me invaden. Abro los ojos, y estoy ahí, viendo el acantilado que se abre, para dejar ver un río, el Tajo.
Sigo soñando, o recordando, con los ojos cerrados, me abstraigo, los ruidos de mi ciudad ya no importan. Los obreros de las dos obras en construcción cerca de mi oficina, ya no se escuchan.
Solo escucho al chico que canta en Piccadilly Circus, canta una cancion de Adele. Lo veo, y le dejo unas libras.
Nuevamente estoy en un bus en Porto, al lado viaja una hermana con su hábito gris.
Las sardinas en uno de los restaurantes. La Francesinha a la que no pude sacarle fotos.
De pronto estoy caminando por New York, y todo me parece familiar. Todo. Estuve allí, antes, cuando? en sueños? O de tanto mirar películas?
Cierro los ojos, y recuerdo la tarde en que la vi, allí estaba, parada al final de la calle, lloré. Era la torre Eiffel. Y no pude resistir enamorarme.
Recuerdo el mar azul de la Costa Amalfitana, y nuevamente la sensación de estar en casa.
El Central Park. la campiña francesa. Londres.
El Museo de Ciencias Naturales de NY, el Blue Note.
El paseo en lancha por el Duero.
La comida francesa de los pueblos.
Barcelona.
Roma.
Cierro los ojos, y estoy allí de nuevo.
Cierro los ojos y me doy cuenta, que viajar te ayuda a sobrevivir los momentos de tedio. Te ayuda guardando en tu memoria, lugares , olores, sabores, perfumes, que quizás nunca mas puedas sentir. pero que permiten que vuelvas una y otra vez a visitarlos.
Viajar. Es que el ser humano es nómade por naturaleza? Es explorando que aprendemos? Es preguntando que crecemos? Es cuestionando que avanzamos?
Somos parte de ese club de locos, locos por conocer, por encontrarse con otras culturas, por vivir en otros lugares.
Hoy es mi hijo menor quien está recorriendo, haciendo su camino. Y no puedo mas que maravillarme de lo que ha aprendido. De lo que todavía está por vivir.
Cierro los ojos, y me veo de viaje muy pronto.
Cierro los ojos, y sé que voy a estar allí.
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