Es complicado. En cada casa, en cada familia, en cada célula
social, existen normas de convivencia, de conducta, leyes, no escritas, que
hacen que uno se comporte de una u otra manera. Cada célula social, tiene la
suya, a veces coincidimos en algunas "leyes"; en otros casos no
entendemos cómo funcionan, cómo es posible que las cosas se den así?
Me cuesta interactuar con el otro, cuando el otro es de alguna
otra célula social. Pero trato, siempre trato. Intento aprender sus leyes, para
no quedar como una "desubicada". El tema es cuando los miembros de la
otra célula social, no aceptan mis reglas, mis leyes. No les interesa aprenderlas. Se hace difícil, poder
concretar un proyecto. Poder hacer, cosas, algo.
Diferentes formas de pensar, diferentes formas de ver la vida,
hacen que seamos distintos unos de otros.
Esa es la magia de la convivencia, del aprender, del vivir!
Muchas veces nos topamos con paredes, duras, que nos hacen golpear
la cara.
Otras veces, palos en la rueda, otras, piedras, en caminos llanos.
Pero la clave está en poder levantarse, y seguir, sortear los
impedimentos, que proponen los otros, continuar de alguna manera.
Desde un: "no me gusta cómo te queda el pelo así", o
"no quiero que te vayas de viaje". O "no me gustaría que cambies
de trabajo"." No quiero que te mudes", son simplemente formas de
interrumpir nuestra senda, hacia un futuro mejor. Y formas de interponerse en
nuestro camino, de personas que si bien, pueden relacionarse con nosotros de la
mejor manera y con los mejores sentimientos, logran que nos sintamos mal, que
nos demos por vencidos, y que no intentemos nada nuevo.
En mi camino, siempre tuve piedras, palos, hasta pozos de
oscuridad, desde los que no podía ver la luz del sol.
Desde esos pozos de oscuridad, desde ese piso liso, donde había
tropezado con esa roca, gigante, pude levantarme, no una, sino mil veces.
Por eso, a cierta edad, me dije: no voy a permitir que alguien más
se interponga en mi camino. No voy a dejar que me dobleguen, sean o no
de mi propia célula social.
No voy a darme el lujo de caer nuevamente.
Y acá estoy, luego de un par de tropezones, pensando cuales son
mis pasos a seguir.
Por supuesto seguir adelante, llueva o truene. Por que como dicen
por ahí: un tropezón no es caída.
Y lo más importante: Estas dos piernas fuertes, supieron bancarse
muchas cosas, muchas!. Hijos, divorcios, familias (políticas o no). Amigos y
amigas, ex amigos y ex amigas. Novios y parejas. Todo Y siempre, estuvieron
firmes, sosteniendo lo mas importante que hay sobre ellas: un corazón fuerte, un
cerebro pensante, y unos ovarios, que aún siguen siendo esos ovarios que hay
que ponerle a todo lo que uno ama y defiende.
Lo que no se dice: eso que la mayoría calla. Lo que piensan de uno, el rol que obtenemos en esta célula social, eso, ya no me interesa. Mi camino está rodeado de las personas que amo.
Que me acompañan un tramo. A veces se van para hacer el suyo propio, y vuelven más
adelante a entrecruzarse.
Y ese es el punto. Y aparte.
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